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ELUCUBRACIONES (26 de Octubre)

ĆEVAPI O EL ARTE DE CONFIAR

ESTE MES, Lee+ dedica su número a los perros. A su presencia silenciosa pero constante en la literatura, al modo en que nos acompañan, nos espejean, nos enseñan a cuidar. Y no puedo imaginar un tema más necesario. En tiempos en los que la empatía parece un lujo, volver la mirada hacia los animales —y en particular hacia los perros— es una forma de reconectarnos con la ternura y con lo vivo.

Tuve la oportunidad de escribir allí un texto titulado “Cuando el ladrido se cuela entre las páginas”, una reflexión sobre cómo los perros han acompañado a los escritores desde los antiguos xoloitzcuintles hasta las voces contemporáneas que los retratan como símbolos de memoria, afecto y consuelo. De Vallejo a Pizarnik, de Borges a Cecilia Juárez, los perros aparecen como sombras, guías y testigos de lo humano: criaturas que nos recuerdan que la fidelidad y la ternura también son una forma de escribir.

Y mientras escribía sobre ellos, no podía dejar de pensar en Ćevapi.

Ćevapi es un setter inglés que llegó a mi vida hace poco más de un año y medio, después de haber pasado por experiencias duras. Fue un perro de caza que no cumplió las expectativas y, por eso, fue castigado. Golpes. Hambre. Abandono. Cuando lo conocí en la perrera municipal de Lisboa, no podía imaginar todo lo que vendría después: una historia de confianza, paciencia y reparación mutua.

Su mirada me atrapó desde el primer día. Había tristeza, sí, pero también una curiosidad que parecía decir: todavía puedo confiar. Lo visité durante semanas antes de adoptarlo; adoptar es una responsabilidad de por vida y había que pensarlo bien. Al principio temía los ruidos, las manos que se movían rápido, los coches, las escaleras, el poco gas que escapa de un refresco cuando se abre por primera vez… Todo lo desconocido era una amenaza. Aprendí pronto que los llamados “problemas de comportamiento” en realidad eran heridas de desconfianza.

Así que empezamos lento. Paseos al amanecer, cuando las calles estaban vacías. Caricias suaves, juegos sin prisa, rutinas predecibles, platos de comida por toda la casa para que entendiera que nunca más pasaría hambre. Cada pequeño gesto iba construyendo un nuevo lenguaje entre nosotros. Yo aprendí a leer sus señales; él, a confiar en las mías.

Con el tiempo, Ćevapi cambió. Ya no es el perro asustado de antes: es un compañero alegre, juguetón, con un sentido del humor peculiar (sí, los perros lo tienen). No hace travesuras, pero persigue aves con una pasión que lo hace parecer un poema en movimiento. Nos recuerda todos los días que el amor no se impone: se gana. El amor es de quien lo trabaja.

Adoptar a un perro rescatado es una forma de aprender a mirar el mundo desde otro lugar: el de la paciencia, la presencia y la confianza. Ellos también cargan con su historia, pero la transforman más rápido que nosotros. Y en ese proceso, nos transforman a nosotros también. Tenemos mucho que aprender de esos peluditos: a confiar de nuevo y a vivir de manera más ligera.

Por eso celebro que Lee+ dedique su número a ellos: porque los perros no solo aparecen en los libros, también los habitan. Están ahí, entre líneas, ladrando suavemente en las metáforas, olfateando el sentido de nuestras palabras. Celebro también a todos quienes han adoptado o rescatado un perro. Celebro la confianza y el amor que los animales pueden compartir con nosotros.

Ćevapi no sabe leer, pero me lee a mí. Y a veces pienso que eso basta.

🐾 Si te gustó esta historia, puedes seguirme en https://www.instagram.com/akemigotoo/ —ahí comparto más sobre mi vida con Ćevapi, el perro que me adoptó.







Alejandra Gotóo (Ciudad de México, 1991) estudió Lengua y Literatura Modernas Inglesas por la FFyL, de la UNAM. Después se aventuró a la maestría en Antropología Social, Universidad Iberoamericana. Su trabajo ha sido publicado en Chile, Colombia y Croacia, entre otros. En proyectos recientes ha explorado las intersecciones entre las experiencias de profesionales de la salud durante la pandemia de COVID-19. Realizó su investigación de posgrado sobre las vidas en la primera línea de batalla contra el virus. Su anhelo actual son las experiencias compartidas; las comprensiones mutuas. Durante sus elucubraciones encontró algo que antes no había logrado sentir de este modo, los cuerpos humanos, animales, y los espacios se entrelazan de una manera que podríamos sintetizar con la palabra paradoja. Ama a su perro peludo, el mathrock y el juguito de las satsumas.

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