Reseña

PALABRAS DE LAS NIÑAS DE MAÍZ

“Totechializtli, nuestra esperanza”: Palabras de las niñas de maíz de la filósofa ecofeminista Aimé Tapia González. Puertabierta Editores, 2023, 60 pp.

Itzel Cabrera

CUANDO de niña pensaba en la palabra filosofía, venía a mi mente esa imagen convencional de antiguos hombres griegos dialogando; los llamados padres de la filosofía que discuten sobre la existencia. Pensaba también en una forma de organizar los pensamientos, de estructurarlos y de nombrarlos. Al menos así crecí: pensando en la filosofía como algo ajeno a mí y como si sólo perteneciera a unos cuántos hombres. No sabía que la filosofía es parte de mí como ser humana, que nace cuando me hago preguntas y cuando las comparto con otras, se vuelve una raíz poderosa para otros procesos más complejos como el pensamiento crítico. De niña, tantas preguntas me hice, tantas preguntas escuché de otras niñas y niños, sin embargo, hubo tan pocas respuestas de los y las adultas a mi alrededor, incluso de aquellos y aquellas en cuyo papel de formación era indispensable la “atenta” escucha, es decir, de mis docentes. Son quizá las niñas y los niños las personas que más se hacen preguntas, no obstante, son quizá también las más ignoradas. En este escenario cobran una relevancia profunda todos los esfuerzos por acercar, detonar o simple -pero poderosamente- dejar nacer y desarrollar la filosofía para niños y niñas. El libro Palabras de las niñas de maíz (2023) de Aimé Tapia González es precisamente una propuesta de filosofía para niños y niñas en la que se conjuga la literatura, la denuncia de las injusticias raciales, las preocupaciones socioecológicas de quienes aman a la Naturaleza, la necesidad de una justicia onto-epistemológica; pero también la esperanza, el afecto y el acompañamiento. El libro, además, presenta ilustraciones de Patrizia Montiel, que logran transmitir la dignidad y la esperanza de su protagonista: Citlalli, una niña nahua de once años que se hace muchas preguntas de su entorno.

El libro se divide en tres partes. La primera es la obra literaria, el cuento que tiene como protagonista a una niña indígena con un corazón dulce, “dulce como las ciruelas, hecho de maíz, agua y campo” (p. 7). Citlalli, la protagonista, desde el inicio se funda con la naturaleza a su alrededor. Pero es también una niña que no sólo habita la ruralidad, pues cada mañana viaja a la ciudad para vender los productos de su milpa, que cultivan ella, su mamá y su abuelita. En este tránsito, Citlalli nos deja saber que a su corta edad reconoce diferentes plantas para curar, que el idioma de sus ancestras está desapareciendo, que tiene una maestra que le hace muchas preguntas con el propósito de animarla a pensar y a sentir; descubre que sus compañeras de clase y su maestra cargan historias dolorosas. Es su maestra, llamada Tlahuilli, “cariñosa y amable”, quién incentiva tantas preguntas a Citlalli y a sus compañeras de clase, que incluso una de ellas le inquiere “¿por qué para usted son importantes nuestros pensamientos?” y esta pregunta resulta fundamental para comprender también el origen de Palabras de las niñas de maíz. La segunda parte del libro titulada Reflexiones para el profesorado o quien se encargue de acompañar el proceso, constituye un hermoso e importante manifiesto que revela la necesidad de incitar la filosofía para niños y niñas, especialmente para ellas, quienes durante mucho tiempo han sido silenciadas a causa de la dominación patriarcal, y logra responder ¿por qué son importantes los pensamientos de las niñas? La autora se basa en los postulados de Ann Sharp y Matthew Lipman para, en sus palabras, “contribuir a la visibilización de las palabras de las niñas y al abordaje de la desigualdad de género”. En este sentido, añado que Aimé Tapia logra, de manera magistral, la denuncia de diversas opresiones en un cuento para niños y niñas. La primera el adultocentrismo, pues la obra pone de manifiesto que las niñas son capaces de formular preguntas de todo tipo, por ejemplo, el origen de las palabras. Micaela, una de las compañeras más calladas del salón pregunta en clase “Pienso en las palabras: ¿De dónde vienen? ¿Por qué a veces se nos escapan o se quedan atoradas en la garganta? ¿De qué están hechas? ¿Qué son?” Sus inquietudes detonan hablar de cómo algunas palabras pueden morir, como aquellas que se enuncian desde el náhuatl. La segunda opresión que pone sobre la mesa el cuento es justamente el racismo y la exclusión de la diversidad cultural y lingüística y cómo incide en la forma de vida de Citlalli. Ella es una niña que le ha tocado vivir en los márgenes: entre una lengua que está por desaparecer (la lengua de sus abuelas y abuelos) y el español, entre los campos (cultivando milpa) y la ciudad que poco a poco abrasa las montañas. Citlalli es una niña que padece las estructuras racistas y coloniales que desprecian la lengua y la cultura que le fueron heredadas, en un sistema de muerte para la naturaleza y las mujeres y que precariza a las niñas como ella. Estas dos últimas opresiones también se relevan en la obra. La violencia machista se encarna en el padre de Citlalli, quién ausente, llega a su mente en forma de “esos vientos que tumban todo cuando llueve muy fuerte” y es también la figura que desprecia el territorio que Citlalli ama: “Quería vender tierras a la empresa minera para que nos fuéramos al norte”. La minera es dolor para los pueblos y para la Naturaleza. Citlalli lo sabe y en este escenario, Aimé Tapia nos muestra que la niña tiene una relación de amistad con su gato, que “Es del color del medio día. Sus ojos son amarillos. Creo que debajo de su piel se esconde un pequeño sol brillante”. Dicha relación con su gato, así como la relación que tiene con la tierra que la sostiene, con el maíz que la alimenta, con la luna que la alumbra y con las demás niñas y mujeres es punto nodal en la obra: a pesar de su corta edad, Citlalli logra cuestionarse las injusticias y encontrar belleza en un entorno asolado y violentado. En el acto de cuestionarse, Citlalli también construye esperanza.

Por último, la tercera parte de la obra es un vocabulario náhuatl –español para seguir conociendo más palabras en náhuatl, pues a lo largo de la obra se recuperan diversas palabras, que proporcionan también otro sentido de Naturaleza.

En suma, en Palabras de las niñas de maíz son las niñas las protagonistas, son sus pensamientos y sus palabras las que llevan a reflexionar, a hacer filosofía. Aquí Aimé Tapia vuelve a colocarnos en un lugar hermoso: no son los hombres haciendo filosofía, son las mujeres y las niñas y yo, una lectora latinoamericana, puedo verme reflejada en sus preguntas y en sus dolores. Es una obra, que a pesar de las opresiones que denuncia, está escrita en un lenguaje sencillo y genuino, como si en efecto, fuera Citlalli quien nos lleva por este viaje.

Ilustraciones de Patrizia Montiel

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