Poesía

DOS POEMAS DE OMAR CRUZ

Me niego a seguir siendo una bala

Habitar en los tambores
recorrer la carne de los hombres
y las lágrimas de las mujeres
es un oficio en el que no pienso seguir.

Hay lugares que me entristecen:
el corazón de un árbol,
lo que se quiebra dentro de una botella
ahí no pienso volver:
porque la rabia me consume
y mi plomo se apaga lentamente.

Ya no quiero ser una bala
y petrificar la sonrisa de una madre
mientras espera la llegada de su hijo
el beso color carmesí de su hija
o incluso el nombre del padre
en una oración que no tuvo cabida.

Todos creen que no tengo pesadillas
pero, a veces, dirigida por la locura:

siento que el desenfreno me llama
y de mis partículas se apodera la ira
cuando el dedo índice lanza gritos
y me enseña otros caminos
en donde nadie me espera
y en donde mi opaco nombre
parece quedar atrapado en la lectura
de alguna carta del evangelio.

Me niego a seguir siendo una bala
a creer que el calibre dice la verdad
a rezar el padre nuestro antes de salir expulsada
y creer que la muerte es mi mejor amiga.

Sentada frente a la pared
escupo lo que me queda de esperanza.
Ya no hay vuelta atrás:
perforar desde todos los puntos cardinales
y llevar el peso de la inquisición
es algo así como mi condena
y mi apabullante destino.

*

En el séptimo día nació el cuerno de chivo

En el séptimo día,
cuando Dios ya había construido todo,
los ángeles se revelaron

y llenaron de caos y destrucción
el reino de los cielos.

Estando Dios enfurecido
por la rebelión de sus creaciones,
expulsó a los ángeles traidores
hacia lo más marchito del edén
y dejó caer junto con ellos
un ángel impuro y deforme
con las mil enfermedades de la vida.

Mi abuelo nos contaba:
que en las escrituras apócrifas
Adán vió llegar al Ángel
y luego lo cuidó,
y sopló por encima de su cuerpo
hasta quedarse sin aliento
y sin una gota de saliva.

En el séptimo día Adán despertó
y tuvo en sus manos un cuerno
que vomitaba fuego
y cortaba algo más que la piel.
Adán, al recordar los designios de Dios,
también recordó la imagen de Samael
y lo bautizó como cuerno de chivo.






Omar Cruz (El Progreso, Yoro, Honduras, 1998.) Estudiante de la carrera de Periodismo y Antropología en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Poeta, narrador, ensayista y ponente. Seleccionado en el sistema internacional de becarios en el área de humanidades (Filosofía y Literatura) por la Universidad Cardenal Herrera de España, es también ganador del premio nacional «TOYP: Ten Outstanding Young Persons 2025» en la rama de Logros Culturales. Algunos de sus textos aparecen en diversas revistas literarias y periódicos de América España y Alemania. Ha sido ganador y finalista en algunos certámenes de literatura a nivel internacional, es también laureado por la Excma. Diputación de Sevilla, España. Ha publicado los poemarios: «Hologramas de ayer, hoy y para siempre…» (Atea Editorial, 2019) y «Quimeras para después de la ceniza» (Atea Editorial, 2024.) Su obra literaria ha sido traducida parcialmente al Inglés, Francés, Catalán, Italiano y al Japonés.

Imagen de portada: Atribuido a Ligozzi, Jacopo Verona, 1547 – Florencia, 1627

Fuente: Museo Nacional del Prado. Una quimera 1590 – 1610. Aguada parda, Albayalde, Pluma, Toques de lápiz sobre papel amarillento, 323 x 424 mm.

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