ELEGÍA PARA UN NEANDERTAL
QUIEN te escribió con su voz,
anochecida la tiene en esta hora;
quien te cerró los ojos con cielo,
cielo errante por siempre será;
quien inventó las lágrimas mortuorias,
las lágrimas farewell,
dejó un precedente.
Duermes, y no
estás, y tal vez
el muerto aroma de las flores
murió, quizá, lentamente,
como mueren las piedras,
como mueren los dioses.

Gibran Castillo Ordoñez (Ciudad de México, 1996). Apasionado de la historia. Ha colaborado en publicaciones en papel (Vivir en Tlatelolco, La Guerrero, Boletín de la ENAH) y digitales (La liebre de fuego, MIST, Horizonte Gris). Prepara un libro con diversos textos (crónicas, memorias, poemas) sobre la Ciudad de México.
	
	
	
			
			
					

