
Los y las artistas del Museo Nacional de Antropología
Hace un par de semanas visité la Ciudad de México con motivo de la presentación de la “Antología de Escritoras Mexicanas” en su séptima edición, en la que se publica el cuento ganador “Tu última noche” de Yasmín Rojas. En esos días, decidimos visitar el Museo Nacional de Antropología (México). Ya anteriormente he visitado este recinto, que me encanta. Pero esta vez noté al acercarme a mirar la impresionante réplica del penacho de Moctezuma, que la plaquita a su lado decía “La espléndida réplica que aquí vemos fue elaborada en 1940 por un artesano mexicano bajo el patrocinio del general Abelardo Rodríguez. Está hecha con incrustaciones de oro puro y con plumas de una gran belleza y colorido…” Buscando más sobre esta réplica en el sitio Web del Museo, leo que se describe con detalle toda la labor tan ardua de hacer que las plumas procedentes de variadas aves (incluso no sabe de qué especie vienen algunas), tejuelos de oro, de plata, las varillas, todo, encajase tan majestuosamente para que el público mexicano pudiéramos imaginar cómo se vería un tlatoani ante sus súbditos; pero, no se menciona nunca el nombre del “artesano mexicano”, aunque sí el de la persona que le pagó por su destreza y habilidad artística (el tal Abelardo Rodríguez). Leyendo más, descubro que la obra fue realizada por “el amanteca (artista plumario) Francisco Moctezuma”, pero no se menciona en el Museo. Llamó mi atención la mera mención de “un artesano mexicano”.

Foto de Yasmín Rojas
Luego, en la Salas de etnografía en las que “Se exhiben muestras de la cultura material de los pueblos indígenas que viven en el territorio que hoy es México”, se comparten objetos de gran valor artístico y cultural que son atribuidos genéricamente a “artesanos” sin mencionar sus nombres, tales como estos:


Cabe resaltar que las piezas que aquí menciono (como las de las fotografías) no son objetos prehispánicos sino que se realizaron en décadas recientes, incluso en años recientes. Entiendo que el Museo las adquirió con el propósito de nutrir estas salas. Son piezas hermosísimas, que proceden, sin duda, de un talento artesanal extraordinario. Yo conozco poco de la elaboración de estas artesanías / obras de arte, pero me imagino que son producto de muchísimo trabajo: elegir el color, el tamaño e incluso, quizá, la textura. Me admira el detalle de todas esas piezas y aunque busco en el Museo quiénes las realizaron, no lo veo ¿Será que mis habilidades para encontrar información en el Museo son nulas o bien de pronto piensan que no es relevante decir los nombres? Además, se dice “piezas de…” tal cultura y región y son fascinante para quienes nos imaginamos su vitalidad, pero aún así poco descifrables pensarlas en su contexto. Miro estos objetos y tienen un nivel de creatividad, expresión y significado que de pronto verlas ahí como expresiones etnográficas junto con otras sin revelar quién o quiénes las hicieron brotar de la madera o el barro, me pregunto ¿cuál es el valor del trabajo artesanal dentro de los espacios museísticos? ¿Qué implicaciones existen en la omisión de la identidad de quienes hacen posible muchas de las piezas (que insisto, no son prehispánicas) del Museo?
En fin, solo vengo a compartir que me pareció curiosa esta cuestión de omitir la autoría de la gran mayoría de artesanos y/o artesanas.
Itzel Cabrera

